Desde siempre me gusto la ciudad en que nací, guanajuato, ciudad llena de colores y sonidos , recuerdos , anhelos , victorias y derrotas, llena de todo eso que lo hace ser a uno el buen o mal habitante, de todo aquello que nos hace ser parte de el cielo azul que ilumina la cañada como lo dicen casi cualquier cronista de la cuidad guanajuato ciudad de montañas y riqueza cultural y aunque suene a spot es así, recuerdo cuando era niño y todos los días mi hermana mayor me llevaba a tomar el camión para el kinder, Justo Sierra de llama, situado en una de las panorámicas de la ciudad cerca del cerro de la bufa, me parece que aun veo los muchos hormigueros que había o debe de haber en los patios de recreo de ese kinder, ahí empecé a escuchar ala ciudad cuando en una de esas tantas ocasiones en que los festivales se vuelven en algo perfecto para manifestarte fui de los osados ( o no se si fue por cuestión imperativa, pero me agrado ) que estuvo en la estudiantina de, y de ese momento en mi vida solo recuerdo una canción que me hechizo y me hizo creer que soy parte esa ciudad encantada que según las leyendas hay de bajo dela ciudad, y al sonar de “entre sierras y montañas y bajo de un cielo azul como en una inmensa hamaca bañada por el sol, está mi tierra, tierra de mis amores, tierra bendita, tierra que me vìo nacer” esta canción simplemente es una descripción de guanajuato, después y al pasar de los años fui queriéndola màs, recuerdo los dias en los que con mi mama hiba al mercado Hidalgo, la acompañaba a misa los domingos, compraba hilos en la escondida, compraba bolillo en la Purísima, escuchaba al organillero, caminábamos por el jardín unión, me compraba una agua de horchata, y de ven en cuando a coste de un berrinche me compraba un carrito en Gaviria, así poco a poco fueron pasando los años y se fueron acumulando las historias y los recuerdos, los días de ir a guanajuato siempre eran esperados ya que nací, crecí y sigo viviendo en Marfil, que originalmente fue una comunidad y ahora es una colonia, Marfil fue fundado en 1556 bajo el nombre de Real de Santiago de Marfil (seis años después del descubrimiento casual de la veta minera de San Bernabé), se encuentra aproximadamente a 3 km. de la ciudad de Guanajuato, aquí y a unos metros de mi casa esta el templo de Señor Santiago que data de 1615( fecha en que inicio su construcción y se termino en 1695), es aquí y estando este abandonado por algunos años, y es así como yo lo conocí abandonado, triste aterrado, todo esto provocado por las inundaciones de la ciudad en los años de 1902 y 1905,. Es así que el templo de abajo( como se le conoce por que en la parte de “ arriba” cruzando la carretera existe otro templo que sustituyo por muchos años a este ) fue parte de días de juego e invención de historias , desde aquellas en las que pensábamos que había fantasmas por su aspecto tétrico y en ruinas hasta la practica de apedrear panales de abejas o avistas y acto seguido salir corriendo rumbo al arroyito, otro lugar mas en donde se le daba vuelo a la imaginación y es que los veranos siempre fueron perfectos para ir mojar los , pies las manos , la ropa ,la cara, hacer travesuras hacer uso de las resorteras y salir corriendo cuando empezaba a llover, ese es el marfil en que y crecí rodeado de amigos que aun conservo de juegos de veranos de exploración de cerros ,casas de ramas y clubes en el campito ( un campo de fut bol muy muy cercas de mi casa, que es en frente de donde los jóvenes guadalúpanos ahora hacen sus Sesiones extraordinarias ), pasaron los años y seguían los domingos de misa ,las idas al mercado de embajadoras, los paseos por la presa de la olla, las visitas al doctor ( siempre padecí de anginas y fui victima de mucha penicilina y pemprocilina haa como dolían ) siguiendo la ruta del tiempo llego el momento de cambiar de escuela y pase por asares del destinoa ser parte delas filas de una de las escuelas primarias mas antiguas de guanajuato ( pero también en una de as que había mas numero de infantes muy inquietos y algo descarriados ósea bandaik`s) es aquí en donde aprendo a ir y venir en camión de Marfil a Guanajuato los camiones por la tarde con grave olor a humano fueron parte del diario va y ven , en esta escuela conocí a el joven taviho que aunque no éramos precisamente amigos por ciertas diferencias de burlas y persecuciones por el patio de la escuela , si sabíamos de nuestras existencias, aquí en este momento de mi vida justo cuando estoy en la primaria, se da una anécdota que aunque no me es muy cómoda es chusca , en una ocasión yo caminando de alonso con rumbo y dirección fija al mercado Hidalgo iba pasando por una famosa polleria de la ciudad llamada pollos la carreta , hiba con dos compañeros mas y uno de ellos pro cierto le apodaban goloso , un joven un tanto cuanto folklórico y como decimos en el argot guadalupano “acapulqueño” este singular joven me dice a que no le jalas una pierna al polo y nos vamos corriendo y que el digo a que si y que me dice a a que no y que la agarro y nos echamos a acorrer , es es mis queridos amigos tengo ese remordimiento en mi conciencia deje a algún comensal incompleto ya que su pollo solo tenia una pierna y es que confiesome arduo consumidor de esta especia de ave, pero no fue esto que me llevo a cometer tremendo acto de canibalismo si no la incitación de mi aquel entonces compañero goloso.
Es así que estando en esta escuela aprendí muchas cosas, y entre algunas que agradezco eran las repentinas idas al teatro principal y teatro Juárez en las que nos llevaban a escuchar la orquesta sinfónica, obras de títeres, en los que mas un compañero se dedicaba a hacer maldades, es así como una ciudad llena de magia y cultura nos va a envolviendo, nos acaricia con esos días de trafico intenso con su crecimiento desorganizado, con sus túneles llenos de esmog, con esos momentos en los que te puedes sentar en una banca de cualquier jardín y sin implorar prisas puedes observara la gente que pasa , con su arquitectura barroca, con el indigente que deambula por las calles, con la fuente del baratillo, el organillero que aún no se cansa, con el parque san jerónimo que me dio mi primer cerveza, con el jardín de las acacias que me dio mi primera cita, con las minas de cantera a un costado de la bufa que me dio mi primer acto de estupidez en mi vida, el templo de Nuestra Señora de la Asunción en el cual me despedí de las cenizas de un amigo, pozuelos en donde volvimos a nacer, ese es el guanajuato en el que yo crecí, el guanajuato que me hechizo esos son mis ecos de guanajuato